Hoy voy a hablar del ski, uno de los mayores (y únicos) pasatiempos que tiene la gente en un lugar tan frío y apartado como Vermont. De hecho, como ya comenté en alguna ocasión anterior, las estaciones de ski son uno de los principales atractivos turísticos del estado. Incluso actores famosos, como John Travolta o Brad Pitt, vienen hasta aquí a esquiar.
Personalmente, yo tengo un pase de temporada para tres estaciones distintas que pertenecen a una agrupación llamada Triple Major. Esta agrupación tiene un acuerdo con la universidad de Vermont a través del club de ski mediante el cual a los estudiantes nos hacen un descuento superior al venticinco por ciento. También tengo un equipo de skis, bastones y botas alquilado para toda la temporada en una tienda cercana a la residencia donde vivo.
Además, la universidad ofrece autobuses gratuitos todos los sábados y domingos para acudir a varias de las estaciones cercanas. El único problema que este sistema presenta es que los autobuses ofrecidos se llenan rápido y que además no son precisamente espaciosos. Por lo demás, es algo muy conveniente.
En cuanto a la forma de esquiar, también es un poco diferente a la española. Mientras que allí, hasta donde yo sé, las estaciones se encuentran todas sobre el nivel de los árboles, aquí se esquía entre ellos. Hay un video de una de las estaciones a las que tengo acceso que muestra el tipo de pistas que podemos encontrar.
Por otra parte, las estaciones que he visto son sustancialmente más grandes que las españolas, tanto en número de pistas como en kilómetros esquiables. Esto, unido al hecho de que hay tantas, conlleva que incluso en un fin de semana con relativamente buen tiempo (como el pasado) apenas haya colas para coger los remontes. Además, las pistas son mucho más tranquilas, por lo que es un lugar ideal para aprender a esquiar.
En definitiva, si alguna vez venís en invierno a Vermont, y si esquiar os gusta, debéis probar las estaciones aquí. No es comparable a nada que se pueda encontrar en España.